A mitad de temporada 1982, el líder provisional del Campeonato de España de Motocross de 500 c.c., Randy Muñoz, daba la sorpresa cambiando de Beta a Yamaha para alzarse finalmente con el título. Campeonato que, a la postre, sería el último de su carrera al fallecer un año más tarde.

Fernando «Randy» Muñoz, natural de Darrical (Almería) pero criado y afincado en Pallejá, Barcelona, desde los cuatro años, fue uno de los pilotos más prolíficos de la historia del motociclismo español en general y, del motocross en particular. Tras debutar en el trial, especialidad de la que fue Campeón de España en 1973 con Bultaco, pasó posteriormente al motocross, convirtiéndose en una de las grandes figuras españolas del momento y logrando tres títulos nacionales, uno de 250 c.c. y dos de 500 c.c.

Los cambios de marca fueron también una tónica en su vida deportiva, habiendo pilotado además de para la citada Bultaco, para OSSA, Montesa, KTM, Maico, Gilera, Beta y Yamaha. Marca esta última, quizás con la que menos se le asocia, con la que cerraría su carrera deportiva al fallecer víctima de un desgraciado accidente de tráfico en mayo de 1983, cuando se dirigía a Andorra en un coche conducido por su principal patrocinador, el importador andorrano de Yamaha (Motocard) y de los lubricantes Motul.

La última temporada que disputó al completo, 1982, la inició con Beta –los italianos tenían entonces buenas motos de cross-, y pese a que tras las cinco primeras pruebas lideraba la clasificación provisional de 500 c.c., la falta de material apropiado (la moto era prácticamente de serie y había poca disponibilidad de recambios) decide pasar a Yamaha.Marca que iniciaba por aquel entonces su trayectoria de forma oficial en España y que ofrecía unas grandes dotes de fiabilidad. No se trataba de una moto oficial ni mucho menos (estaba comprada gracias a la aportación de Motocard, importador andorrano de la marca japonesa a la vez que de Motul) pero sí que era muy competitiva y fiable.

490 CC Y CON BIELETAS

El modelo en cuestión era la Yamaha YZ 490, lanzado aquel mismo año de 1982 y que incluía importantes cambios en relación a la temporada anterior, la YZ 465. Por un lado, el aumento de cilindrada. En pocos años, la firma de los tres diapasones había ido incrementando la cilindrada de su modelo «grande» desde los 400 c.c. de 1979, a 465 c.c. en 1980 y finalmente, los 490 c.c. de esta versión en 1982. Cubicaje con el que intentaban hacer frente a la fuerte competencia, especialmente a la Maico 490 que marcaba la referencia en la categoría.

Pero esta no era la única novedad importante de la moto ’82. La suspensión trasera tipo monocross era completamente diferente, pasando del sistema cantiléver, con el que Yamaha había revolucionado el mundo off road en 1974, a uno dotado de bieletas, con el amortiguador trasero colocado de forma prácticamente horizontal debajo del depósito.Este sistema permitía una altura de asiento muy baja en relación a sus rivales, pero lo cierto es que además de un notable aumento de peso en relación a la anterior 465 c.c., la geometría general de la moto fue muy criticada desde el primer momento, por la dificultad que ofrecía para entrar en las curvas y la tendencia a caer de morro en los saltos. En el lado positivo, la fiabilidad, los frenos y la calidad de acabados la convertían en una moto idónea para los pilotos privados.

RÉPLICA

Esta unidad no fue de Fernando Muñoz pero sí es réplica de las suyas. La suspensión trasera por bieletas era, junto al incremento de cilindrada de 465 a 490 c.c. la gran novedad de este modelo. El amortiguador iba colocado horizontalmente, con el depósito de gas separado anclado a la cuna delantera del chasis. Tanto este como la horquilla delantera estaban firmados por Kayaba. El motor refrigerado por aire era potente y fiable, aunque con unas excesivas vibraciones. El cambio era ahora de 4 velocidades en lugar de las 5 del modelo precedente. Los frenos, aún de tambor, eran una de sus virtudes. 

EL DATO

El cambio radical de este modelo con su predecesor no llegó en una buena época, pues la categoría estaba perdiendo interés y Yamaha decidió no invertir en su evolución.